El Capitolio Nacional de La Habana fue construido en 1929 en capital cubana bajo la dirección del arquitecto Eugenio Raynieri Piedra, por encargo del entonces presidente Gerardo Machado. El edificio estaría destinado originalmente a ser la sede de las dos cámaras del Congreso o cuerpo legislativo de la República. Inspirado en el Panteón de París, San Pablo de Londres y en el Capitolio de los Estados Unidos, el edificio presenta una fachada con columnas neoclásicas y una cúpula que alcanza los 91,73 m de altura. Se encuentra situado entre calles Prado, Dragones, Industria y San José.
Como punto curioso, el edificio resulta ser el origen kilométrico de la red de carreteras cubanas. En los últimos 60 años ha sido la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y de la Academia de Ciencias de Cuba. Desde 2010 se encuentra sometido a un proceso de restauración capital para devolverle sus funciones primigenias y que vuelva a ser la sede del parlamento cubano.
La construcción ocupó un área total de unos 43 mil m², de los cuales más de 13 mil corresponden al inmueble, con un área circundante de jardines y parques de 26 mil m². El resto, 3.543, se dedicaron a la ampliación de las calles y en su entorno. A ambos lados de la gran escalera principal, se emplazan dos grupos escultóricos realizados en bronce por el artista italiano Angelo Zanelli, de 6,50 m de altura cada uno. El pórtico central, de 36 m de ancho y 16 de alto, es sostenido por 12 columnas jónicas de granito.
La cúpula, de una altura de 92 m, fue en su momento la quinta más alta del mundo con un diámetro de 32 m. Cuenta con 16 nervios entre los que destacan los paneles recubiertos con láminas de oro de 22 kilates.
El mítico Salón de los Pasos Perdidos es el más monumental de los espacios existentes en los edificios públicos del país, con casi 50 m de largo, 14,5 de ancho y casi 20 m de puntal; y que sirve de vínculo con los cuerpos laterales del edificio, de proporciones mucho más bajas.
Es notable la variedad y riqueza de los materiales empleados en esta construcción: 58 variedades de mármol nacionales y de otras partes del mundo empleados en los pavimentos y en los paneles escultóricos labrados; los herrajes de bronce de puertas y ventanas, la lamparería, apliques y candelabros; las pinturas murales que decoran los hemiciclos (más de veinticuatro); las decoraciones y molduras de fina ejecución de los falsos techos y paredes realizadas en yeso y estuco. También son destacables las maderas preciosas, particularmente la caoba, empleadas en la ejecución de puertas, ventanas, estrados, estantería y otros trabajos de talla y ebanistería; las rejas y otros elementos de función, los vitrales y lucernarios de vidrio emplomado, entre otros.
El Capitolio es a día de hoy uno de los centros turísticos más visitados de la ciudad y se ha convertido en uno de los iconos arquitectónicos del país. De igual manera, aparece nombrado por algunos expertos como uno de los seis palacios de mayor relevancia a nivel mundial.