La educación y el desarrollo de niñas y niños, en gran medida está asociado a la asimilación de la cultura, si bien el acervo cultural de la humanidad es básicamente resultado de la actividad de los adultos, tal vez no exista período más sensitivo a su influencia que las primeras etapas del desarrollo humano.
La fantasía del niño o la niña, expuesta desde las primeras etapas a la influencia de las artes, encuentra condiciones favorecedoras para el logro de sus más altas potencialidades, lo que impacta en su bienestar y mejor adaptación al medio y su preparación para la vida futura.
Dos elementos esenciales son necesarios para la asimilación de la cultura por los niños y las niñas, que de hecho, son condiciones para el disfrute y su posible posterior actitud creadora en las artes, de la presencia de ambas dependerá el grado de asimilación que se produzca. La primera se relaciona con las potencialidades biológicas, van más allá de limitaciones físicas o sensoriales innatas o adquiridas.
Asociadas a la constitución individual, sin que constituyan anomalías, existen diferencias marcadas entre las personas en su sensibilidad para el ritmo, la melodía, los colores, la forma en que perciben la realidad, entre otros aspectos, las cuales se expresan desde muy temprana edad y pueden dificultar o favorecer la existencia de algún talento para las artes.
La no existencia de un don especial no implica la imposibilidad de la creación artística, mucho menos del disfrute de las artes y la asimilación de la cultura, solo que, sin su presencia no debe esperase y mucho menos exigirse el desarrollo de algún virtuosismo artístico, lo que podría, lejos de fomentar, dificultar el proceso de asimilación.
¿Pueden desarrollarse potencialidades artísticas de niños o niñas que no muestran talento en un área determinada? La respuesta es categórica, sí, solo que implicará más tiempo, paciencia y no deben esperarse resultados similares a los que se podrían obtener de contar con teles aptitudes.
El segundo elemento esencial está relacionado con el nivel de estimulación, el cual implica diferentes formas de familiarización desde edades tempranas con el contenido a asimilar. No basta con la presencia en el medio, ni con la simple familiarización o manipulación espontanea del niño o niña con productos artísticos de calidad, tampoco les será suficiente observar a los adultos o la exigencia de estos para la realización de determinada tarea.
De manera independiente, todas las anteriores son condiciones necesarias pero no suficientes. La estimulación óptima deberá ser de carácter integral e implica además enseñar a amar y a dar los primeros pasos en el arte, el talento nace, pero el buen gusto se hace.